El cliente requería del diseño un coche 4×4 de carreras con propulsión basada en un tren híbrido eléctrico y pila de combustible de hidrógeno. Dicho coche debía tener una autonomía de 900 km sin recarga de hidrógeno. El equipo Quionne diseñó un vehículo que constaba de 2 pilas de combustible de 30 kW de potencia cada una. Dichas Pilas estaban alimentadas por 4 grandes depósitos a presión de fibra de carbono que almacenaban 20 Kg de hidrógeno a 350 bares. Las pilas de combustible producían electricidad en continuo que alimentaba un pack de baterías de litio de 40 kWh. Este pack de baterías a su vez alimentaba al motor eléctrico de imanes permanentes que era capaz de desarrollar una potencia pico de 200 kW. Del mismo modos se diseñó un sistema anexo al vehículo de recarga rápida de los depósitos.
Todo el sistema fue diseñado y los proveedores contactados de equipos para contrastar el coste y viabilidad técnica del mismo, siendo el resultado positivo. No obstante dado la prohibición de depósitos a presión en regulaciones deportivas de la carrera en la que debía participar, el coche no fue construido, quedando el diseño realizado a espera de financiación para otro evento.